segunda-feira, 28 de setembro de 2009

E eu não tinha visto!



Foi o Arno Blass que teve a gentileza de mandar, do UOL, traduzido, datado de hoje. Fui conferir, saiu no El País dia 22/9 - decerto um dos raros dias em que não entrei...

"He dejado de existir para que surja la música"

FRANCHO BARÓN - Río de Janeiro - 22/09/2009


Cae la tarde en los bosques tropicales de Tijuca, que se extienden como un manto por los cerros de Río de Janeiro, y en la casona de João Bosco de Freitas Mucci, João Bosco, (Ponte Nova, Minas Gerais, 1946) suenan, como un susurro, los acordes de una vieja canción. En el silencio de un salón parco en ornamentos, João acaricia, pensativo, las cuerdas de una guitarra de solera fabricada especialmente para él por el lutier japonés Shiguemitsu Suguiyama. No es una guitarra cualquiera: el instrumento pone música a los discos y recitales del intérprete brasileño desde 1981. Y se nota en los sonidos que brotan de la caja acústica, incisivos y envolventes.

En julio, João lanzó en Brasil su último trabajo con doce temas inéditos. Un disco que hasta en su título llega cargado de misticismo metafísico: Não vou pro céu, mas já não vivo no chão (No voy al cielo, pero ya no vivo en la tierra). El compositor de clásicos como Papel maché o O bêbado e a equilibrista retoma después de 20 años el tándem con el letrista y poeta carioca Aldir Blanc, que rubrica la letra de cuatro canciones. "Sólo una de las colaboraciones con Aldir Blanc, Navalha, ya vale todas las celebraciones posibles ante este esperado retorno del dúo", certifica el poeta Eucanãa Ferraz. "No volvimos sólo para hacer música. Volvimos a ser amigos. Almir Chediak, que en aquella época estaba trabajando en un songbook sobre mi obra, el último que produjo antes de fallecer, invitó a Aldir para grabar O bêbado e a equilibrista. En aquella grabación, después de tantos años sin vernos, percibimos que estábamos hablando como si nada hubiese ocurrido y que nuestra amistad era indestructible. Poco después, Aldir me telefoneó para decirme que había soñado conmigo: en su sueño yo cantaba una samba. Cuando se despertó cogió un bolígrafo e intentó transcribir la letra. De esta manera surgió la letra de Sonho de Caramujo, que contiene el título de este disco", desvela João.

En este trabajo, quizá el más intimista y personal de su carrera, el intérprete y compositor también se sumerge por primera vez en una colaboración artística con su hijo Francisco, que ha puesto letra a cinco temas. "El título del disco tiene mucho que ver con la poética que han aportado Aldir Blanc y Francisco Bosco, que sin coordinarse han trabajado con una afinidad casi imponderable. Las letras de las canciones dialogan unas con otras. Es un disco que mantiene una unidad rara en comparación con otros discos de mi carrera", explica mientras los dedos de su mano derecha continúan recorriendo las cuerdas de la guitarra.

Preguntado sobre qué elementos novedosos destacaría en este nuevo trabajo, João no necesita pensar mucho su respuesta: "Hay un cantante que surge en este disco. Un cantante con la capacidad de dejar de existir para que sólo surja la música. Es algo que nunca había experimentado antes. Siempre me gustó ser muy exuberante, ocupar los espacios, alterar la pronunciación de las palabras. Éste es un disco desprovisto de artificios, casi de voz y guitarra, y en los momentos en que los músicos participan, esta sensación tampoco se pierde"."Es un disco raro. Las letras de las canciones dialogan unas con otras".

El País,Cultura.

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